La financiación empresarial española, fundamentalmente bancaria
Las empresas, ya se trate de pymes o de grandes compañías, siguen dependiendo en gran medida de las finanzas bancarias, según un informe de la Asociación para los Mercados Financieros en Europa (AFME).
El porcentaje asciende hasta el 86% en el caso europeo y todavía se dispara más en el español, alcanzando un 90% de financiación bancaria para las empresas. En Estados Unidos está en torno al 65%, mientras que en Reino Unido e Irlanda ronda el 70%. Los países anglosajones tienen mercados más sofisticados y las empresas pueden recurrir a una mayor y más diversificada oferta para su financiación.
En cualquier caso son porcentajes muy altos en todos los países. Aunque las compañías diversifican más sus fuentes de financiación en términos generales todavía existe una alta dependencia general de los bancos.
El informe señala que España no ha hecho grandes progresos en este sentido, especialmente en el terreno de las business angels que puedan financiar nuevas startups.
Aparte de los business angels (inversores privados que ponen su capital para que los emprendedores puedan poner en marcha sus proyectos empresariales), encontramos otras formas de financiación alternativas, como mercados de capitales (bonos, acciones…), plataformas de crowdlending (préstamos entre particulares y empresas al margen de los bancos), direct lending (forma directa de financiación a la empresa, sin intermediación de entidades financieras, que tiene como actores a fondos de inversión) , leasing, Venture Capital o capital de riesgo corporativo… Opciones no faltan. No obstante, no acaban de calar y la financiación empresarial sigue siendo eminentemente bancaria, en nuestro país y en el resto del mundo.
El informe de la AFME se presentará próximamente en Bruselas. Para 2019 hacerse efectiva la Unión del Mercado de Capitales, pero el proyecto aún no está ni mucho menos completo.
De hecho, el proyecto de unión se presentó en el año 2015 y fue revisado en 2017. Uno de sus grandes objetivos generales es la consecución de una mayor estabilidad financiera, pero también proporcionar nuevas fuentes de financiación para las empresas europeas y abaratas el coste de acceso al capital.
Este documento señala también que hace apenas 10 años el porcentaje de financiación empresarial que venía de otros instrumentos como capital riesgo o fondos era prácticamente residual, cercano al 3%. Han pasado 10 largos años pero no se han observado grandes movimientos, sino más bien cierto estancamiento: el peso de la financiación extrabancaria ha ido creciendo muy poco a poco desde 2008, hasta situarse de media en porcentajes próximos al 14%.