La productividad de la economía española, estancada
Por primera vez en dos décadas, la productividad en España se estancó durante 2018. Se entiende por productividad el indicador que relaciona la cantidad de recursos y tiempo empleados con los resultados obtenidos.
Desde 1999 no se vivía una situación parecida. De acuerdo con las estadísticas del INE, en 2018 el crecimiento registrado de la productividad medida por puesto de trabajo fue igual a 0.
La explicación que ofrecen los especialistas a este fenómenos es que cuando se reduce el paro se incorporan a la cadena productiva trabajadores que llevan mucho tiempo en situación de desempleo o que cuentan con menor experiencia o formación, lo que produce que se frene la productividad.
Por otro lado, los expertos también señalan que a lo largo de 2018 han cobrado fuerza sectores que son menos productivos. Es el caso de la construcción o de las Administraciones Públicas. Por otra parte, otros más productivos, como la industria, han decaído.
El Banco de España alertaba en un informe de 2017 de que un aspecto crucial para paliar esta situación es la mejora del sistema educativo, que permita el trasvase del empleo hacia actividades más productivas.
Reforzar la productividad es importante, ya que define el crecimiento del PIB per cápita, lo que se traduce en el aumento de las rentas de los hogares españoles. También está estrechamente relacionada con la evolución de los sueldos y, por extensión, de las pensiones. A la larga, un descenso de la productividad conlleva una pérdida de competitividad que desemboca en situaciones críticas.
Durante la época de la burbuja inmobiliaria, entre los años 2002 y 2006, los recursos que se destinaron a la construcción subieron de forma radical y se acabó produciendo un endeudamiento, motivado por el valor de los activos inmobiliarios, que hizo que los salarios se dispararan y se alejaran de la productividad, que en aquellos momentos apenas crecía alrededor de 0,3 puntos porcentuales por año (medida por puesto de trabajo a tiempo completo).
Esta situación es la que lleva a una crisis que se libra con multitud de despidos, para lograr producir lo mismo implicando a menos puestos de trabajo. Por este motivo en los años siguientes, entre 2007 y 2013 la productividad subió un total de 12,4 puntos, casi 2 puntos por año.
La actual recuperación de parados para el mercado laboral, con empleados de poca experiencia y baja cualificación en su mayor parte, no tiene efectos positivos en la productividad. Es lo que hemos vivido en los últimos años, hasta llegar al estancamiento de 2018.