Las habitaciones del hotel Villa Magna llegan a 1,2 millones de euros

El Instituto Nacional de Estadístico (INE) no hace mucho arrojó los datos de turismo en España acumulados a lo largo del año 2015. Las noticias no podían ser más positivas, se habían superado todos los récords. Un total de 68,1 millones de turistas pasaron al menos una noche pernoctando en el país y lo mejor de todo es que el mes de enero ha comenzado incluso mejor que el mismo mes del periodo anterior. Estos datos, unidos a otros valores estadísticos con los que se confirma un auge del turismo a nivel mundial, confirman que la burbuja inmobiliaria limitada al sector hotelero no existe y que el repunte de los viajes nacionales e internacionales es una clara demostración de la recuperación económica de las familias, cada una lógicamente ajustada a su propio presupuesto.

No obstante, que no exista burbuja inmobiliaria hotelera no evita que no se realicen compras cuantiosas en el sector. Recientemente una de las más llamativas fue la del hotel Westin Palace en Madrid, fruto de una compra masiva de hoteles en todo el mundo al grupo Starwood & Hotels, dejó la cifra de venta de este hotel de lujo en 385 millones de dólares, lo que hizo que cada una de sus habitaciones costara finalmente 823.000 euros.

Esta escandalosa cifra a la que los analistas no consiguen ver rentabilidad económica a base de alquiler, no ha sido una mera excepción, sino que incluso estos días ha sido superada con la compra del prestigioso Villa Magna por 180 millones de euros. Si bien el precio total de la operación es mucho menor que el del Westin Palace, este contaba con 468 habitaciones, mientras que el Villa Magna tan sólo dispone de 150. La proporción de la cantidad de venta completa por el número de habitaciones, provoca un aumento del precio de cada una de ellas que llega a un récord histórico de 1,2 millones de euros.

La única forma de rentabilizar unas habitaciones que deberían costar unos 800 euros por noche, es mediante la conversión de Villa Magna en una marca de lujo que permita atraer a huéspedes de alto standing, algo que otros países sí han conseguido en distintos complejos hoteleros. Sin embargo, para conseguirlo en pleno Madrid habría que modificar la imagen de España al completo y facilitar políticas económicas que favorezcan estas inversiones.