Las pymes españolas, entre las que más tardan en cobrar de todo el mundo
Un estudio de la empresa de software de gestión Sage, que se centra en establecer una comparativa sobre los retrasos que sufren en los cobros las pymes de diferentes países, ha concluido que las españolas se encuentran entre las que más padecen este problema.
Según dicho estudio, las pymes españolas reciben tarde el pago de aproximadamente el 12% de sus facturas, un porcentaje que en números redondos se traduce en la demora en el cobro de 27.000 millones de euros.
El del retraso en los pagos, técnicamente conocido como late-payment, es un problema común en todos los países que se analizan en el estudio, que a nivel global supone una pérdida total por encima del billón de dólares.
Sin embargo, la media del conjunto de países incluidos en este estudio es del 10% de sus facturas, por lo que España supera claramente dicha media.
Por otro lado, se analiza el problema de las deudas incobrables, que representan un 8% del total y que son un factor claro de inestabilidad en la marcha del negocio y que repercuten de forma negativa en todo el tejido empresarial.
Esta demora en los pagos afecta negativamente a las inversiones y al pago de las propias empresas, tanto a su plantilla como a terceros.
Las inversiones (19%), el pago de extras a la plantilla (23%) y el pago a los proveedores (17%) son los aspectos que se ven resentidos de una manera más directa por este retraso en el cobro de las facturas. Desde las fuentes del estudio se considera inaceptable que un porcentaje de facturas tan alto sufre demora en sus pagos.
Pero lo cierto es que en términos generales las pymes se siguen mostrando reticentes a exigir el cobro de sus facturas dentro de los plazos estipulados, por miedo a que se deteriore la relación con los clientes. En lo que respecta a las pymes españolas, un 37% identifica este factor como el freno principal que les impide reclamar los pagos y obligar a ponerse al día a los clientes rezagados.
Por lo tanto, para solucionar este problema que afecta a todo nuestro tejido empresarial se requiere un cambio de mentalidad sobre los pagos atrasados, para que las pequeñas empresas puedan preocuparse del crecimiento de su negocio y no estar pendientes de aspectos que interfieren cómo perseguir a los clientes o preocuparse de cuándo van a recibir el dinero.