Principales tratamientos capilares existentes
Queramos o no con los años tenemos muchas posibilidades de tener problemas de caída de pelo o alopecia, una enfermedad que afecta al 50% de los hombres y al 25% de las mujeres en algún momento de sus vidas y que suele darse más allá de los 30 o 35 años. También hay casos donde si bien el pelo estaba sano se ha visto seriamente dañado por diferentes tipos de intervenciones medicas como la quimioterapia, o mismamente por infecciones de diversos tipos. Cada caso es un mundo, por lo que lo más recomendable sería que visitarais a un dermatólogo de confianza y que os aconsejara.
Ahora bien, para que os vayáis haciendo una idea de qué tipos de tratamientos capilares hay vamos a ver algunos de los más habituales y efectivos: las lociones específicas, la mesoterapia, el implante capilar FUE y el implante capilar FUSS.
Lociones específicas. Cuando la alopecia sufrida no es muy grave es probable que nos recomienden utilizar champús y lociones específicas para tratar la caída del cabello. Su función se fundamenta en la penetración de los principios activos que llevan en los folículos a fin de que puedan fortalecerlos.
Mesoterapia. Por otra parte tenemos esta técnica, que además de para a alopecia también es muy empleada para tratar celulitis o cúmulos localizados de grasa. En cuanto a la alopecia se refiere consiste en que mediante microinyecciones precisas se suministre en los folículos una dosis controlada de vitaminas y aminoácidos que tienen la función de vigorizar. Es una técnica indolora, sencilla y que comienza a mostrar los resultados al cabo del tercer mes.
Implante capilar FUE. Esta técnica consiste en extraer de uno a uno folículos capilares ubicados en la nuca o los laterales de la cabeza, someterlos a un cultivo bajo condiciones de temperatura y humedad idóneos y al final reimplantarlos en las zonas dañadas. Se trata de una técnica ambulatoria, poco invasiva y con un resultado magnífico en aquellas personas con problemas de alopecia androgenética.
Implante capilar FUSS. Esta otra técnica consiste en que el especialista extraiga al paciente una lamina de piel con bello (anestesiando, claro) y posteriormente la pase por un microscopio, donde se desecharán los folículos dañados y se seleccionaran los que están sanos, dividiéndolos entre los que llevan 1,2,3 o 4 raíces en su interior. Esta clasificación bastará más tarde para diseñar un pelo con mayor o menos densidad dependiendo de la zona a tratar. Tratándose de un método adecuado para aquellos que sufran de alopecia androgenética. Por cierto, no deja cicatriz y el resultado es excelente.